Esta mañana, Monseñor Oscar García, Obispo Auxiliar de Concepción y Vicario general de Arauco, presidió la eucaristía de aniversario del Instituto San José de Cañete. El Padre Gilberto Matuz, párroco de Nuestra Señora del Carmen, concelebró junto al obispo. También estuvieron presentes las autoridades de los Colegios de las Fundaciones, las autoridades de Cañete y la comunidad educativa.

La lluvia no fue impedimento para celebrar. Con alegría, los estudiantes agradecieron este momento de compartir de forma presencial ante una celebración tan esperada.

La eucaristía fue solemne y contó con ofrendas muy representativas del Instituto San José. Al finalizar la celebración, Monseñor Oscar junto a Claudio Silva, director ejecutivo de los Colegios de las Fundaciones, entregaron un presente al auxiliar Gabriel Mella que cumplió 25 años de trabajo en el colegio.

Respecto al aniversario, Claudio Silva expresó que fue «una gran oportunidad de compartir con la comunidad educativa del Colegio San José de Cañete. Y en una celebración muy alegre, con una participación muy entusiasta. Sobre todo de los estudiantes. Lo cual impregna un espíritu de alegría que tiene mucho que ver con la celebración de estos 25 años».

El rector del instituto, Cristian Acuña, comentó que siente de la comunidad educativa «un espíritu de agradecimiento, de mucho orgullo, de estar acá presente en estos 25 años. Son muchos años de formación, de generar compromiso social de nuestros estudiantes, de formación de muchas generaciones. Para mí, como rector, es un honor haber estado acá».

Familia y solidaridad

Lo que representa al instituto es la familia. El rector afirmó que en Cañete se dice que es un colegio familiar y cercano. «Es un colegio de 520 estudiantes, por lo tanto, todos se conocen, todos se ayudan. Hay un compromiso de ayudar siempre al otro. Por lo tanto, ese espíritu de solidaridad es lo que se destaca y nos caracteriza como colegio».

Monseñor Oscar García agradeció celebrar el aniversario junto a la comunidad educativa, dijo que «es un regalo de Dios. Había estado en este colegio como capellán. Un buen tiempo, por lo menos 3 o 4 años. Y poder venir hoy, en este acontecimiento tan especial que son los 25 años, para mí, es un regalo de Dios. Y también, para acompañar y animar a seguir caminando con mucha fuerza».

El obispo auxiliar destacó la labor del establecimiento de inculcar tanto los valores humanos, como los valores cristianos. «Seguir inculcando y centrando la vida de los estudiantes, para que encuentren en Jesucristo el verdadero sentido y plenitud en su vida, que ilumina también todo lo otro que van adquiriendo, en el conocimiento intelectual y también humano».